Disponer de fuentes constantes y confiables de agua potable es vital para llevar a cabo las actividades diarias.
Sin embargo, el deterioro y contaminación de la naturaleza ha obligado a que sea necesario aplicar diversos elementos químicos, entre ellos el cloro, a fin de purificarla y hacerla apta para el consumo humano y animal.
Su uso para tratar el agua está sujeto a controles estrictos, y a supervisión por parte de personas expertas pero, si es bueno para purificar el agua, ¿por qué es el cloro malo para nuestra piel?
Veámoslo.
¿Por qué el cloro es malo para nuestra piel?
El cloro es perjudicial para nuestra piel porque es un agente altamente irritante. Sus efectos inmediatos se sienten en las mucosas y puede llegar a causar la muerte si lo inhalamos.
No se necesita una exposición prolongada al cloro para que nuestro organismo se vea afectado. Quienes hacen uso frecuente de piscinas, entran en contacto con el cloro con regularidad y seguramente podrán notar sus efectos con el correr de los días.
El cloro afecta la capa superficial de la piel desprendiendo la grasa natural que la recubre y protege de bacterias y microorganismos perjudiciales, por esta razón notaremos irritación en la piel que haya entrado en contacto directo con él.
Si por alguna razón la piel es expuesta frecuentemente al cloro (aun en concentraciones bajas), es posible que se presente una inflamación en forma de enrojecimiento y descamación, debido a que afecta el colágeno.
La piel se va a recuperar de este daño al cabo de algunas semanas, pero sólo si suspendemos la exposición al agua clorada, y aplicamos productos humectantes que protejan y regeneren los tejidos.
Otros efectos del cloro en la salud
No sólo la salud de nuestra piel se ve afectada por el cloro, su toxicidad también causa graves daños a las vías respiratorias.
Mientras mayor sea el tiempo que inhalemos cloro, peor será el efecto, sobre todo en el sistema respiratorio, donde las consecuencias son:
- Irritación en la nariz, los ojos y la boca.
- Afecciones respiratorias crónicas como alergias, bronquitis recurrente y asma.
- Tos, disnea, dificultad respiratoria grave.
- Neumonía química.
- Posible muerte si la exposición a altas concentraciones ronda los 20 minutos.
Además de esto, se han realizado experimentos de laboratorio que parecen indicar que la exposición constante a bajos niveles de cloro puede ser la causa de algunas malformaciones en el desarrollo de embriones.
Otros estudios apuntan a una posible relación directa entre el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón y la exposición al cloro.
Entonces, si bien es cierto que el uso de este elemento químico supone una necesidad para hacer el agua potable y evitar la propagación de enfermedades por contaminación, su aplicación debe hacerse siguiendo los protocolos de seguridad.
También, es recomendable disminuir al mínimo el uso de piscinas o darse un baño con jabón neutro tan pronto como sea posible para detener la irritación causada por el cloro.
Recuerda que el uso indiscriminado de los productos de limpieza y desinfección, y la exposición continua a estos, aún en concentraciones reducidas, puede ser perjudicial para la salud.